lunes, 27 de enero de 2020

“La Danza Mágica del Vientre” por Shokry Mohamed

“La Danza Mágica del Vientre”
por Shokry Mohamed

(De la Guía de Danza oriental. Editor: Fernando Cabal) 

La danza se considera la mas antigua de las bellas artes, pues el ser humano la ha percibido en su cuerpo de una manera instintiva. Así también, las secuencias rítmicas han rozado sus fibras interiores antes incluso de reconocer el mundo exterior o de dirigirse a una comunicación lingüística.
Los pueblos y las antiguas civilizaciones han utilizado la danza en casi todos los sucesos importantes de la vida, ofrendas de sacrificios, rituales mágicos y culturales, esponsales y fiestas relacionadas con los nacimientos, la circuncisión, los funerales y la caza, sin olvi- dar la guerra, la enfermedad, la siembra y la recolección. La danza era un quehacer respetado por la iglesia que guardaba estrechos vín- culos con la música. Se utilizaban instrumentos de percusión para organizar y reforzar los movimientos de baile y estos instrumentos fueron indispensables desde los orígenes de la danza hasta la actua- lidad. El canto también estuvo íntimamente unido a la danza, con lo que la música y sus dos elementos esenciales, el ritmo y la melodía estuvieron estrechamente conectados con ella.
Antiguamente la danza era una expresión de alegría, que acom- pañaba siempre a las fiestas. Así, cuando maduraba la cosecha, el campesino ofrecía las primicias y danzaba en acción de gracia. La danza esta presente en las mas antiguas creencias populares. Durante la primavera, se llevaban a cabo unas determinadas danzas rituales en los campos, que eran ejecutadas por una virgen desnuda, al alba, con la finalidad de propiciar la cosecha.
Entre los antiguos egipcios, la desnudez tenia un sentido religio- so, pues las bailarinas danzaban desnudas o cubiertas por pequeñas capas durante la realización de las ceremonias religiosas.
Las danzas que representaban la caza, por ejemplo, expresaban los peligros o la falta de suerte a los que está expuesto el cazador, de la misma manera que la danza de la madre expresa el afán materno por su hijo. Las danzas de las guerras aparecieron mas tarde cuan el
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ser humano comenzó a acudir a ellas. Siguieron a continuación los círculos grupales que expresaban las alegrías y tristezas y a veces también los mas altos valores morales. En ocasiones, se intentaba arreglar un conflicto o simplemente agradecer algo. Algunas tribus indias danzaban para atraer las lluvias y para alejar los malos espíri- tus. En los bailes con elementos, como espadas, con ocasión de un matrimonio o un funeral, se hacen a menudo manifestaciones de dominio con las armas, con el fin de proteger al novio o al difunto de las malas intenciones de sus enemigos.
Existen bailes relacionados con las noches de luna llena y la cosecha con el objetivo de producir lluvias. De todo esto se deduce que las necesidades humanas y las formas de vida están unidas a la danza, que constituyen un importante soporte de las creencias populares.

LA DANZA EN EL PERÍODO FARAÓNICO

La historia es testigo del gran amor de los egipcios por la música, y de la misma manera, el actual pueblo egipcio siente gran afición hacia la música, el canto y la danza. El trabajo sólo resulta agradable al compás de la música y los trabajadores se organizan cantando o al escuchar a otro cantar. Cualquier tipo de trabajo cuenta con un cantor o un recitador, fenómeno presente en el Valle del Nílo desde

hace más de tres mil años ante de Cristo.
Cuando la cortina se alza al rostro del tiempo, vemos al pueblo

egipcio cantar junto a su río disfrutando de una civilización musical- mente madura. Esta civilización se mostraba completa en todos sus aspectos artísticos y su influencia se había extendido a otros pueblos vecinos desde épocas muy tempranas.
Egipto por su propia naturaleza, ha difundido entre sus vecinos sus descubrimientos artísticos. Los instrumentos musicales más conocidos entre los antiguos egipcios eran el arpa con sus múltiples cuerdas, el rabel, los instrumentos de viento y los adufes. Sus sones los acompañaban en las comitivas por algún feliz acontecimiento como la fiesta de desbordamiento del Nilo, las celebraciones de la cosecha, las de la coronación, los desposorios y la circuncisión. En estas ocasiones llevaban ramas de palmeras y flores y los danzantes presidían a la comitiva. Según aseguran los historiadores, eran reci-
bidos con gran respeto por parte de los representantes de la divini- dad y por los gobernantes.
La música de carácter funerario se debía indudablemente a su creencia de lo efímero de esta vida y en el segundo encuentro después dela muerte. Por esta razón, despedían a sus muertos con música, cantos y danzas, dedicando canciones especiales para cada circunstancia, fiesta, edad, sexo o condición. La danza, la música y la diversión no se reducían a los miembros del pueblo.
Hay un refrán árabe que dice: la gente sigue la religión de sus reyes, y con ello se quiere expresar que la gente marcha según el ritmo de sus gobernantes. Por ejemplo: Amenhotep III era uno de los faraones que disfrutaba de una visión diferente de la vida, com- pletamente contraria a la de los que le habían precedido en el gobier- no. Le gustaba mucho la música y en su época la gente se agrupó a su alrededor para apoyar nuevas tendencias. Los templos contaban con músicos, cantantes y bailarines y posteriormente la vida de dirigen- tes siguió con esta dirección. Así también, el poema de Akhenatón avala el alcance artístico que tuvo lugar en su tiempo. Las pinturas que han quedado grabadas en las paredes de los templos de Tebas lo apoyan, así como la existencia de acróbatas. Las pinturas y bajo- rrelieves antiguos son muestras que prueban y describen la vida artística en el Antiguo Egipto.

DANZA DEL VIENTRE

La esencia de este arte es la creatividad personal, es decir, la

danza del vientre surge de nuestro interior como un sentimiento mas, basada en la improvisación, aflora en nuestro cuerpo transfor- mada en movimiento, dejando notar no solo la danza sino también, nuestro estado de ánimo. Con esto queda demostrado que este arte, si bien cuenta con movimientos sensuales, no siempre la danza se manifiesta de esa manera ya que entran en juego nuestros senti- mientos, pudiendo resultar una improvisación “triste”, “picara”, “divertida”, etc...
Esta danza mágica, alude al profundo sentimiento de comunica- ción interior que ésta propicia a través de la música y el movimiento, resultado de este planteamiento de encuentro con los demás pero, sobre todo, consigo mismo que debe tener el interprete. La danza del
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vientre requiere de fuerza espiritual además de un aprendizaje cultu- ral que pasa en primer lugar por la música y segundo por el estudio histórico acerca del origen de este milenario arte.
La danza del vientre es una danza que se halla a medio camino entre el folklore y la creación individual, porque si por un lado tiene una estructura básica definida que permanece constante, hay en ella un componente importante de improvisación que ofrece al bailarín una amplia libertad para realizar sus movimientos (estáticos o evolu- tivos), en un extraordinario equilibrio entre regla y libertad, sujeción y creatividad, llegando a exteriorizar todas sus cualidades expresivas y alcanzar esa exquisitez artística que ponen de manifiesto los gran- des bailarines.

ORIGEN DE LA DANZA DEL VIENTRE

Este arte es uno de los más antiguos del mundo, que combina

elementos de diferentes países del Medio Oriente y Norte de África, aunque sus orígenes precisos son inciertos.
En algunos pueblos de la antigüedad se pensaba que la fertilidad humana estaba directamente relacionada con la tierra. A las muje- res, que eran las que creaban nuevas vidas, se les concedían poderes mágicos. Por ejemplo:
En la Anatolya Central y mediterránea (Turquía), hace miles de años, las mujeres tenían danzas rituales en honor a estos poderes mágicos (ceremonias relacionadas con la fertilidad). Los hombres estaban excluidos de estos ritos.
En la antigua Grecia y Roma se realizaban diferentes danzas de la fertilidad basada en la rotación de cadera y vientre. Algunas de ellas se realizaban en honor a las diosas. Muchas de estas divinidades provenían del este, en particular de Siria y Turquía. En Chipre, lugar de nacimiento de Afrodita, la diosa griega del amor y la fertilidad, las mujeres realizaban danzas rituales eróticas acompañadas de canto y percusión mediante las cuales se ponían en trance. Esto les permitía entrar en contacto con la diosa y que ésta les pasase su poder.
Asimismo estos ritos tuvieron lugar en Egipto, Arabia y la India. En estas ceremonias participaban gran número de mujeres, en ellas se bailaba se cantaba e incluso en algunas las mujeres eran entregadas a los hombres en honor a la diosa. El propósito de estas
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ceremonias era traer el poder de las diosas a la tierra y favorecer de esta manera la fertilidad.
Durante el siglo IV D.C. el Cristianismo y el Islam pasaron a dominar el Medio Oriente. Aunque tomaron ciertas fiestas y ritos paganos y se los apropiaron adaptándolos a su nueva religión, tam- bién se destruyeron los rituales con culto a las diosas y trataron de eliminar las danzas femeninas relacionadas con la sexualidad y la fertilidad. Hace siglos, los bailarines, músicos y cantantes eran esclavos. Aunque este estatus luego cambio, los intérpretes nunca escaparon totalmente del estigma atribuido a su profesión dentro de los países árabes.

EVOLUCION DE LA DANZA DEL VIENTRE

Desde hace unos treinta años atrás, este tipo de danza ha ido adquiriendo valor por sí misma como creación artística personal e independiente. Hasta hace muy poco los bailarines salían directa- mente del pueblo, no tenían escuela. Con la creciente profesiona- lización, crece también el nivel, la riqueza y la calidad de la danza, cuya categoría artística puede situarse a la altura de una pieza de

ballet clásico.
Los avatares de la historia han hecho que la larga evolución

de esta danza haya sido un tanto singular, con períodos de auge y ostracismo.
Los primeros elementos identificados de trazos que pueden con- siderarse antecesores de la danza del vientre los encontramos ya en las pinturas y esculturas del Egipto Faraónico.
Posteriormente en el siglo primero después de Cristo, cuando el escritor romano Marcial describe las curiosidades de las bailarinas fenicias llegadas al puerto Gades, que podían mover los músculos del estomago mientras permanecían completamente rígidas.
Con la hégira se produjo una evolución contradictoria. Por un lado se restringieron las presentaciones públicas tanto de la danza como del canto, mientras que por otro lado, se mantuvieron vigentes dentro de las cortes de los sultanatos medievales. (Acusado por las influencias de las distintas regiones alas que llega el Islam, desde Irán y Turquía hasta el Magreb y Al Andalus)
En Egipto, al finalizar el período de los mamelucos en el siglo
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XVI, la danza del vientre empieza a bailarse en locales de reputación dudosa, y al llegar los siglos XVIII y XIX los únicos que bailaban en público eran hombres disfrazados de mujer y cortesanas.
En 1888, en Francia, se acuña el término danza del vientre para denominar el baile de una argelina que se presentó en el Feria Internacional de Chicago.
Es en Estados Unidos, donde se llega a la creación de un esquema de baile de duración media que integra los tres ritmos básicos de la música árabe: baladí, taksim y chiftetelli, (macsum, masmudi) Este tipo de danza puede mezclar pasos de la mas variada raíz folclórica y se sirve de acompañamientos musicales especialmente creados para ella que, basándose en canciones populares árabes, siguen el esquema de la danza en tres tiempos:
Rápidos (introducción con pasos básicos)
Lentos (movimientos prolongados con acompañamiento de flauta o laúd)
Rápidos (donde se vuelven a utilizar los pasos básicos pero con mayor dinamismo).



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