Te dicen danza del vientre, y aunque enciendes mi fuego en él, no solo mi vientre baila contigo.
Mi alma lo hace también, y haces latir mi corazón como el Dum Tak de una percusión.
Al ritmo de la danza mi cuerpo se mueve, haciendo más ligero mi equipaje y llenando mi espíritu de amor por la vida.
Cuando danzo mi alma es libre, y conecto con mi yo propio, único y lleno de luz; cada movimiento habla mi lenguaje y mis emociones.
Bella danza, que con emoción expreso mi pasión.
La danza oriental debe ser tan natural como respirar, sublime como una lágrima y tan única como una huella digital.
La danza oriental se conecta con la música y permite que mi cuerpo exprese emociones, con la percusión la fuerza, con la melodía la fluidez que se funden en alegría, por eso te quiero amada danza mía.
Mientras danzo me siento auténtica, me encuentro conmigo misma con cada DUM.
En cada movimiento mi cuerpo se estremece y
flota y mi alma viaja con ondulantes movimientos.
Cuando la música envuelve mi alma, la conexión con mi cuerpo lo exalta al infinito y
enaltece mi espíritu.
Eres tan misteriosa, profunda y exquisita que iluminas todos los rincones de mi alma.
Más que una danza… un ritual que regalo a mi ser en el que se conecta mi cuerpo, mi esencia, mi energía y mi alma.
Escrito por Giselle Rodríguez y 13 seguidoras de la página del libro Danza Oriental en Egipto
1 comentario:
Bello poema, me emociona y me alegra. gracias gracias gracias
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